El oriundo de Calpulalpam, Tlaxcala, es de los recurrentes en la cartelera del Consejo; Último Guerrero fue su maestro, no sólo de lucha, también de vida

Cuando nos referimos a la palabra “templario” nos remontamos a aquellos miembros de la orden religiosa que, cual militares, se encargaban de resguardar los templos, con la vida si era posible; hoy esa imagen se ha perdido porque la civilización demanda otros valores; no obstante, hay vestigios de ese espíritu combativo aún; remusgos que ya no apelan a lo sangriento, sino a la defensa de valores, ese es el caso del esteta del que hoy hablaremos. 

Templario, nacido en Calpulalpam, Tlaxcala; joven promesa del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), quien como espuma va ganando fama, se está posicionando en las batallas estelares de la empresa y está en un momento de franco crecimiento. De eso habla el luchador: del estado de gracia por el que está pasando.  “Templario está dando mucho de qué hablar en el Consejo. Afortunadamente me tienen entre los estelares, pese a que llevo tres años en la empresa no bajo de la tercera lucha y la gente me quiere, con todo y que soy rudo. Mi estilo trato de hacerlo diferente. Los Guerreros me han adoptado, además de que ir a Japón y a Estados Unidos me ha brindado mucho bagaje, me siento realizado”, comentó.  El calpulalpense, quien no ha aflojado el paso desde que inició su carrera, hoy se siente agradecido y no olvida a quien le hizo más llevadero el camino al punto en el que hoy se encuentra.  “Inicialmente comencé en mi natal Calpulalpam, Talxacala, y luego ya salté a Pachuca. Llevé un proceso de cuatro años. Emigré a la Ciudad de México gracias a que un amigo me apoyó. Fue curioso porque lo conocí jugando futbol, él me abrió las puertas de su casa y gracias a personas como él estoy donde estoy. Tuve la fortuna de, además de tener pasión, conté con el apoyo de mi familia y de mis cercanos, eso cuenta mucho, porque te da confianza”, relata.  Y es que las bases que ha tenido en sus inicios luchísticos y en su formación son bastantes sólidos, gracias a que gozó de un tutelaje de alto nivel. 

“Por esas cosas del destino llegué a tocar las puertas del gimnasio de Último Guerrero, él me entrenó mucho tiempo y hace cuatro años nos dijo que nos llevaría a visorias a la Arena México, ahí pasé a ser adiestrado con el Profesor Franco Colombo y un año más tarde ya estaba debutando en el Coloso. Último Guerrero no sólo me enseñó a cómo ser luchadores, también me dejó claro cómo portarnos bajo el cuadrilátero, a respetar al rival, a la afición, a ayudar. Me considero un esteta humilde gracias a los jalones de oreja que nos dio el maestro y a las bases que me dio la familia”, comparte. 

Pero no sólo del guerrero de Gómez Palacios, Durango, aprendió Templario, también la vida le enseñó, y ese sufrimiento y sacrificio que vio en los suyos, lo supo capitalizar en el éxito del que ahora goza; aunque también reconoce que en esta trama hubo una pizca de suerte.  “Desde que llegué a México supe que sería difícil, porque mi familia es humilde y va al día, pero afortunadamente el amigo que me llevó, quien es policía de tránsito, me dio apoyo total, no me cobraba comida, ni hospedaje, con el resto me ayudaba mi papá, él hacia un esfuerzo enorme, porque se limitaba y se quitaba la comida de la boca para que yo saliera adelante.

Nunca consideré un plan ´B´, siempre estuve seguro que se me daría esta carrera y veme, le eché ganas y aquí estoy”, cuenta con singular alegría y jubilo.  Además, relata cómo fue dándose, cual reloj suizo, su triunfo; cuando le llegó la primera oportunidad comenzó una historia que primero lo llevó a los cuadriláteros de Pachuca, luego saltó a la capital y finalmente a suelo internacional.   “Siempre se me han dado rápido las cosas. Mi primera lucha fue en Calpulalpam, cuando apenas llevaba una semana de entrenar, fue hace 11 años, un mes de junio, justo en la feria de mi pueblo. Luego, un 17 de abril de 2016 debuté en la Arena México, ya más profesional; la noche previa no pude dormir, me moría de nervios, pero no lo hice mal. Aposté mi máscara en diciembre de 2015, ese día fue de los más importantes de mi carrera, junto a la vez que en la Arena San Juan Pantitlán luché al lado de mi profesor Último Guerrero, esa fue mi primera lucha en la Ciudad de México”, comparte el joven luchador. 

Finalmente, deja claro su madures en temas de su vida cotidiana, una que bajo los cuadriláteros es serena, cauta, planeada. De hecho, lejos de representar al joven promedio, el enmascarado es un homenaje a la responsabilidad.   “Soy estudiante de la carrera de nutrición, tengo un gimnasio, una taquería y siempre pienso en la posibilidad de que un día, esperemos que no, llegue a lesionarme, y no quiero quedar descobijado, porque en este deporte nunca se sabe. Estoy bien con mis padres y mi hermana menor. Me siento agradecido con la gente que me ha apoyado”, concluyó.    FRASE:  “Estoy abierto a cualquier campeonato, cualquier disputa de apuestas. Creo que hasta el momento he respondido a todas las oportunidades que me han dado”    “Si dejé a mi gente, a mis amigos y he hecho tanto esfuerzo, no es para ser un luchador más del montón, es para lograr algo importante”  Templario  Luchador profesional   

PERFIL: 

Templario 

Fecha de nacimiento: 27 de febrero de 1993 

Peso: 93 

Estatura: 1.73 

Debut: 2008